miércoles, diciembre 10, 2008

63 años luz

HD 189733 es el nombre de una estrella que se encuentra a una distancia de 63 años luz. En términos astronómicos, puede considerarse de la vecindad local, un paisano de la zona, el viejo que vive en una casa más allá de la colina. Lejos para llegar en un paseo casual, pero a quien se puede visitar, llegado el caso, en una caminata una tarde de otoño. Si levantamos la mirada por encima de los edificios, veremos el Cisne, y entre el mar de estrellas, está HD 189733.


HD 189733 tiene un planeta que le orbita. Uno de esos planetas grandes, del tamaño de Júpiter, gigantes gaseosos de hidrógeno sucio de los que ya hemos descubierto varias centenas (a día de hoy, 231; finalmente resultó que no era tan raro que existieran planetas aparte de los del Sistema Solar). Un vals estelar de planetas extrasolares, de los que nos detectamos los más masivos, los gigantes rojizos que quizá ocultan planetas más parecidos a nuestra Tierra que hoy por hoy, todavía no somos capaces de ver con nuestra limitada (pero creciente) visión estelar.



El planeta que orbita a HD 189733 tiene el poco imaginativo nombre, por ahora, de HD 189733b. El 11 de Febrero del 2008 se descubrió que en su superficie existía metano. Esto le convirtió en el primer planeta fuera del Sistema Solar en el que se descubría un complejo orgánico. No signo de la vida, pero sí promesa, posibilidad. Pero HD 189733b orbita muy cerca de su sol, a un 10% de la distancia que separa Mercurio de nuestro Sol. En esas condiciones, cabría esperar monóxido de carbono (CO), no metano (CH4), que aunque sigue siendo un ladrillito, el más pequeño de lo que conocemos como materia orgánica, fue algo inesperado. Se barruntó que algún proceso sobre el que por el momento no había pistas, estaba concentrando el metano en las zonas más frías del planeta, o simplemente, creando más metano. La naturaleza exacta de ese proceso despertó sueños. Pero la prudencia se antepone fielmente a las ansias tan humanas de soñar: el fenómeno se podría explicar si el planeta fuera muy rico en carbono, cosa perfectamente posible.




Ayer, 9 de Diciembre, los aparatos a bordo del telescopio Hubble detectaron dióxido de carbono en la atmósfera de HD 189733b. La temperatura allí es demasiado alta para aguantar vida como la conocemos, pero estos descubrimientos prueban que los componentes básicos para la vida no son infrecuentes. Incluso dan que pensar, ya que si en algún lugar existiera vida parecida a la que puebla nuestro planeta, dejaría como rastro, entre otros componentes, precisamente dióxido de carbono y metano. Las campanas siguen volando, manos de carne templan los extremos metálicos, ojos cálidos comprueban las cifras en un azul extraterrestre. Nuestros ojos orbitan a kilómetros de altura, y unl delicado perfume rosáceo apenas soñado nos agita levemente en nuestro dormir. Y todavía tantos preguntan para qué los dólares, los euros gastados. Quizá algún día enfoquemos nuestros ojos de cristal y oro hacia una estrella y una sorpresa nos abrace, para siempre ya. Quizá no.

3 comentarios:

Dave The Rake Goldman (bad to the bone) dijo...

¡Eo bro!

Siempre que oigo o leo algo sobre planetas lejanos en los que se datal o cual condición de probabilidad para la vida leo siempre lo mismo "no es probable la vida según la conocemos".

siempre he pensado que esta afirmación es un tanto reduccionista puesto que, si aceptamos la teoría del caos en la evolución, nuestra propia evolución no sería sino una de las multiples posibilidades que se podrían haber dado en la formación de la vida.

O en otras palabras, si nosotros conocemos que en nuestro planeta se necesitan unas determinadas condiciones como oxigeno hidrógeno etc para que haya humanos animales y plantas que necesitan entre X e Y grados para subsistir, ¿por qué no en otros planetas cuya evolución haya ido por otro lado nuestras condiciones de vida serían imposibles y viceversa?

Creo que alguna vez hemos hablado de esto, y seguro que me dejo muchas obviedades en el camino, pero ¿por qué ser tan antropocentricos en una cosa así después de habernos dado cuenta hace quinientos años de que no somos el centro del universo? ¿No sería posible que nuestra medida no fuese la medida para el resto del universo?

Nymeria Solo dijo...

¡Hola otra vez! Me ha encantado esta nueva entrada ^^. Qué gracia, si tú eres un filólogo aficionado, yo soy una astrónoma frustrada :P. Siempre me ha apasionado la astronomía; lástima que las matemáticas y yo seamos incompatibles, si no, seguro que habría estudiado algo relacionado. Pero me conformo con ser una aficionada, que tampoco está mal.

Ahhhhh... el eterno sueño de encontrar vida en otro planeta. Tiene que haber, es imposible que entre miles de millones de estrellas, que cada vez está más claro que son orbitadas por otros tantos planetas, no haya vida. No creo que mis ojos lleguen a ser testigos de un encuentro directo con seres de otros mundos, demasiados años luz que salvar, pero si algún día se confirma que hay vida en otro sistema ya seré feliz con eso.

Rydwlf dijo...

Gracias por los comentarios,

Yo creo que cuando este tipo de artículos habla de "la vida según la conocemos" se refiere simplemente a vida basada en carbono, sin intentar implicar nada más. Estoy de acuerdo en que llegar a otras conclusiones estaría fuera de lugar.

Acerca de la matemática y la astronomía, la matemática puede ser una ayuda inestimable para entender algunos fenómenos, me parece, y es imprescindible para comprender lo más íntimo de la ciencia (no hablo por experiencia), pero es no evita que se pueda uno maravillar, pueda uno entender y captar la esencia de lo fundamental. Ahí es precisa la labor de los buenos divulgadores, como eran Sagan, Asimov y alguno más. ¿Hay algún buen divulgador científico ahora? Puede que sí, pero no le he oído. Quizá sea digna de aplauso la tarea de tantos anónimos (y no tan anónimos) en Internet que tanto hacen por explicar en sus páginas estas cosillas que interesan al que les presta un poco de atención.

Salud!