domingo, julio 29, 2007

Una Declaración

Europa, o más concretamente Europa Occidental, parece estar en coma. Aunque algunas personas se quejan de vez en cuando sobre el estado en el que vivimos, en pocas ocasiones tienen presente o piensan en sus ancestros o su herencia. Por el contrario, en lugar de ello nos dedicamos a alimentar alegremente la guerra cultural que se propaga por las fuerzas del imperialismo consumista, la esencia de la cual sería el mensaje "puedes llegar a lo que quieras mientras compres este o aquel producto". Sin embargo, lo que rara vez se pone de manifiesto en los anuncios es que no estamos intercambiando nuestro dinero por cultura, sino en realidad vendiendo nuestra cultura a cambio de dinero. Para mucha gente, esto se convierte en el fin último: acumular tantos dólares como se pueda, y así todo será genial. Mientras, por supuesto, tendemos a olvidar que los individuos más desafortunados son tratados como latas de Coca Cola y descartados sin ninguna preocupación después del uso. Nuestra meta común como pueblo se ha desvanecido de nuestra mente, a cambio de una economía global. (...) Reafirmando la historia y la mitología, cantamos a los corazones y las mentes de aquellos con la voluntad de despertar y luchar hacia una gloria reencontrada. Así es como esperamos revivir la indomable visión que todavía late profundamente dentro del gigantesco pecho de Europa.


Traducido de http://herr.web-log.nl/ / HERR.

martes, julio 17, 2007

Sunnins


Se para la tarde,
se detiene
se para la tarde al llegar la brisa

El Sol, un monarca
escondido en velos celestes se retira

Te espero

Círculo de flores escarlata
rotan en la sombra del roble
una piedra blanca
conmemora
la charla de los dioses
el advenimiento del reíno de los pájaros

Sincero como la alegría de un animal
es mi amor y mi anhelo

Luego, horas pasadas,
el brillo de las luciérnagas vendrá
como un reino prometido
y en la sacra oscuridad
suspirarás
como el mar suspira

Alþi Skip

He oído que en alguna parte hay un bosque, y en ese bosque una casa, y detrás de esa casa, otra, más difícil de vislumbrar. Otro día hablaré en otra parte de esa casa, pero ahora me he acordado del bosque que hay detrás.

No sé aún dónde se encuentra una barca que dejé tumbada boca abajo, junto a un muro de piedra, sobre la arena, pero que tiene que seguir en alguna parte; en un tiempo en que las barcas se dejaban boca abajo, para que no se estropearan demasiado ni por el sol, ni por la arena, no las tormentas y los animales, un tiempo en el que habría más tarde tiempo para volver a coger las barcas.

La muerte era todavía desconocida, la muerte no había golpeado tan duro todavía. Era un juego más, solo algo que era de historias y leyendas, de tarde oscura en el callejón de la playa: paredes blancas altísimas, rocas blandas de arena de milenios. Hiedra, huecos misteriosos, perfume de dama de noche, jazmín, las legiones de ciudadanos del mundo, amables y poderosos. Paredes blancas altísimas, cavernas frescas, cercanas, la vieja casa cerrada, (y) la casa abandonada donde habían pasado aquellas cosas terribles. Unos valientes lo habían descubierto, caminando entre pasillos de vegetación moribunda y axfisiada, caminando sin saberlo hacia la revelación, hacia la leyenda.

Luego la muerte golpeó tan duro, y ese mundo se cerro para siempre.

Solo que me niego a que sea para siempre. Correré hacia atrás con todas mis fuerzas.

Sigo golpeando. Seguimos corriendo. A veces recuerdo donde está la barca. Se la tengo que enseñar a un hijo.