sábado, julio 29, 2006

Lloverá por siempre en Titán

Muy a menudo contemplando una puesta de sol he tenido la misma idea.

He pensado muchas veces en la ola de destrucción y cambio que el ser humano ha desatado sobre el cuerpo de su Madre, la Tierra. Pero me ha consolado siempre el ver el descenso del sol entre las nubes, los colores del ocaso. Me han consolado los pétalos destilados del alba. He pensado que el ser humano podrá traer la desgracia sobre sí mismo y llevarse en su caída a un sin número de sus hermanos, pero que si alguna vez el mundo despierta sin que un sólo humano holle su superficie, lo que siempre permanecerá serán los atardeceres y los amaneceres, por muy terrible que haya sido la destrucción que haya invocado.

He llegado a pensar en un mundo desprovisto de toda vida. Nadie ni nada oiría el susurro de las olas contra las rocas desnudas (como era en un principio). Incluso he imaginado una tierra agitada, recalentada por la radiación, bajo un contínuo remolino de ceniza y barro. Y aún así seguiría saliendo el sol (quizá no más que un punto entre las nubes de sulfuro), y seguirá cayendo cada noche.

Y entonces, ayer, me mostraron que mi fe no es vana; porque hay otros mundos allá fuera, y hay nubes, y soles, que dibujarán puestas de sol en colores que ningún hombre ha visto todavía. Y así, podrán ir más lejos mis miedos acerca de la Tierra, pero ahora siempre estaré tranquilo, puesto que sé que a pesar de la ceguera del hombre, la Naturaleza seguirá creando vistas de belleza que nunca se repite.

PS: Escucha el descenso a Titán.

Tengo delante de mi una flor, recuerdo el tacto de la corteza del tilo, oigo a los pájaros entre las ramas. No se confunda conciencia con amargura.

miércoles, julio 26, 2006

Borges y el balompié

"Borges es el Maradona de las letras argentinas", se oyó o leyó en algún medio de comunicación hará dos o tres meses... Umbral estaba que trinaba, y no me extraña.

Llegará un día en el que el movimiento rápido y preciso de un miembro humano será igual de relevante y de bello (por irrelevante y absurdo) que la filigrana de las palabras ahondando en los infinitos.

La pluma de Borges se mojaba en océanos que no tenían fondo, en el abismo verdadero, el abyssos o sin fondo del que hemos hablado antes en algún lugar. A menudo he vagabundeado por su perfecta Biblioteca de Babel, o he soñado páginas del Libro de Arena.

Digo que será igual de irrelevante porque todo monumento humano, de piedra o de besos, habrá tiempo atrás desaparecido. Pero hasta el momento, la palabra posee una cualidad de eternidad de la que casi todo lo demás carece. Podría pensarse en otras artes, pero ¿no son acaso otras formas de escritura cuyas palabras son la piedra, los colores? Gracias a YouTube, los literatos del futuro podrán disfrutar de los goles de El Diego a Bélgica en el Mundial del 86. Pero mientras que la fuerza del Gigamesh nos traspasa, nos es imposible emocionarnos por las gestas de los Milo de Crotón. Y si conseguimos hacerlo, ¿no es acaso por las palabras de Aristóteles, Pausanias de Lidia, Cicerón?

En alguno de los volúmenes de la Biblioteca de Babel están estas mismas palabras. Todos los blogs del mundo, todos los que han sido y serán, y éste por añadidura, están comentados en las páginas del Libro de Arena. Es fuerza que también, junto a ellos, estén todas las ideas simples a las que estamos o estaremos condenados.