viernes, octubre 27, 2006

Ebudæ

Por allá el 91 ó 92 solía escuchar yo el "Shepherd Moons" the Enya.

Por aquél entonces ya sabía que se llamaban Satélites Pastores a los satélites que mantienen "en su sitio" los anillos de planetas como Saturno o Júpiter, pero entonces no lo relacioné con el título del disco, quizá porque en aquellos días mi inglés era más pobre y no sabía lo que significaba "shepherd".

Algunas veces los anillos tienen satélites pastores, pequeñas lunas que orbitan cerca de los límites exteriores de los anillos o en los huecos dentro de los mismos. La gravedad de los satélites pastores sirve para mantener definido el borde del anillo; el material del anillo que se aproxima a la órbita del satélite es o enviado de vuelta al cuerpo del anillo, o acelerado hasta ser expulsado del sistema, o atrapado por la gravedad del propio satélite.

Estaba encantado con este álbum y probablemente lo escuché una y otra vez durante inacabables tardes y noches de invierno, mientras escribía cartas a Francia, leía el Taliesin de Stephen R. Lawhead o, en programas que ponían música folk, grababa canciones de la radio en viejos casetes. Eran tardes teñidas de magia y añoranza por un pasado que nunca había vivido pero que sentía muy cercano, y la música del Shepherd Moons se entrelazaba perfectamente con el frío, las velas y las apretadas letras.

Me fascinaba la lengua en la que estaban escritas las canciones de este dico; en casi todas se trataba de irlandés, aunque en aquella época no estaba seguro de si era una lengua actual o no, ni siquiera de si era realmente irlandés u otra lengua céltica. Había también algún tema en latín ("Afer Ventus"), con una sonoridad casi mística, que me sugería una invocación primitiva a los vientos y que yo intentaba descifrar con la ayuda del Spes que me había prestado mi tío. (Años más tarde conseguí, en el Rastro, mi propio ejemplar de ese venerable diccionario de latín; sin duda el mejor diccionario de latín que he conocido nunca. Entonces me pareció alto el precio que pagué por él -1000 pesetas- en aquella vieja tienda en la que no se distinguía si las estanterías estaban hechas de madera o de más libros amontonados, a pesar de que mi adquisición tenía, felizmente, la separata de gramática intacta).

Los intentos de seguir la letra mientras oía la voz de la artista eran sin embargo frustrantes; era la primera vez en la que me topaba con un esquema totalmente distinto a lo que conocía en cuanto a correspondencias entre letras y sonidos, que no parecían tener nada que ver con los esquemas del inglés, el francés o el español. Pero eso sólo aumentaba mi fascinación por la lengua. En aquellos días no era tan fácil encontrar gramáticas de lenguas como es ahora; Internet se ha convertido en una bodega inacabable, llena de exquisitos vinos, para los que disfrutamos con la filología. Casi una década después encontré una gramática de irlandés que aún conservo - la compré en un mercadillo por bajo precio, puede ser que en Londres.

Movido por la belleza de esa lengua para mi indescifrable, y también por la del galés, lengua de la misma familia, que aparecía en el Taliesin, hasta llegué a crear una lengua parecida de mi invención, que imitaba esas profundas y musicales palabras que eran un misterio para mi. La gramática era compleja, y no la conservo. En algún lado tendré el diccionario que compilé:

Na yael denbigh utha pwyll
Vawra pwyll rhylath vawr Caedd.
Caedd na ohrnedd gael.
Pwlhelly Pwyll mná Anhwy ohrnedd gaen.

Hace unas semanas he vuelto a escuchar estas canciones, tras más de 10 años sin oirlas. Todos conocéis el efecto de esas experiencias... velos que se hacen más claros y nos dejan entrever recuerdos casi olvidados...

Entre ellas recordaba claramente el tribal sonido de una canción llamada Ebudæ. El título hace referencia a las Islas Hébridas: en mapas antiguos las islas aparecen con el nombre en latín de Ebudæ o Hebudæ.

Amharc, mná ag obair lá 's mall san oích',
Ceolann siad ar laetha geal, a bhí,
Bealach fada anonn 's anall a chóich'

La canción está basada de manera bastante libre en las "waulking songs" o "orain luaidh" típicas de las Hébridas. Son estas canciones que se usaban para acompañar trabajos domésticos, en especial el rellenado o "waulking" de los tejidos de manufactura casera. En una página extinta que no es más que una traducción de otra de House of Scotland, leo:

El proceso de waulking o rellenado ("fulling") se llevaba a cabo estirando el material contra una mesa o tablero o pisándolo con los pies. Esto hacía al tweed más hermético y también lo encoge ligeramente. El proceso consiste en golpear repetidamente el material hasta compactarlo y dejarlo así preparado para su uso. Las waulking songs fueron inventadas para acompañar en el trabajo y para coordinar el golpeo del material. Una persona lidera el grupo, cantando versos conocidos o inventando unos nuevos sobre la marcha. El resto luego canta el estribillo mientras el líder se toma un respiro. Un verso suele estar formado por una o dos líneas. A menudo el estribillo consta de pocas o ninguna palabras reconocibles como tales, sino que está formado simplemente por sílabas sin sentido y cuya función es sólo rítmica. Los estribillos son la parte fundamental y más primitiva de la canción, siendo la única parte estable de la composición. Las demás secciones se suelen improvisar sobre la marcha o se toman versos de otras canciones durante la improvisación.

Traduzco yo:

El luadh era la culminación de todo el proceso de manufactura del tejido, y una de las instituciones centrales de la subcultura femenina de la sociedad Gaélica. Una noche de waulking se convertía en un inmenso desahogo para las mujeres. Las canciones tenían un fuerte elemento de chismorreo, de intercambio de secretos, comentarios sobre hombres (buenos y malos), etc. Al irse acercando el final de la sesión se solían cantar una o dos canciones sobre casamientos, que usaban textos convencionales, con los nombres de las chicas y sus pretendientes en puntos apropiados de la canción, así como fórmulas que expresaban la aceptación o el rechazo. Aunque algunas canciones eran de tema ligero o triviales, muchas contenían sentimientos íntimos, francos, intensamente vivos así como declaraciones muy expresivas de las experiencias de estas mujeres.

Dice la canción de Enya:

"Mirad, mujeres trabajando de día, y hasta tarde por las noches.
Cantan de días brillantes que ya han pasado
hace mucho tiempo, y que han partido para siempre."

Es esa tristeza soleada que sólo los aires celtas consiguen despertarnos. En otra canción ("Book of Days") encuentro ahora, quizá, la respuesta a lo que hace casi quince años, me preguntaba sin saberlo:

Ó lá go lá, mo thuras,
An bealach fada romham.
Ó oíche go hoíche, mo thuras,
na scéalta nach mbeidh a choích'.


Día a día, mi viaje,
el largo peregrinaje que yace ante mi.
Noche a noche, mi viaje,
las historias que nunca serán de nuevo.

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