sábado, agosto 19, 2006

A Isengard

Me lo comentaban unos buenos amigos hace unas semanas, mientras nos dirigíamos hacia Madrid: atravesábamos la zona en obras de la M-30, esa gran serpiente que como una Jörmungandr moderna ha rodeado a la capital en un círculo de tierras abiertas, polvo y ruido. Me dijeron que otros buenos amigos comparan la zona con la Isengard que aparece en las películas de El Señor de los Anillos.

            

¿No he dicho ya que muchas veces el mundo se recrea en ofrecernos escenas en las que la fantasía puede palparse sólo con extender la mano? De noche, es posible, incluso, ver orcos entre el fuego y el humo.

            

No vendrán sin embargo los pastores de Fangorn a vengar la profanación. Esperemos al menos que se cumplan las promesas de los gobernantes y una vez terminadas las obras podamos ver recios árboles en las amplias avenidas que nos han mostrado en sus folletos.

2 comentarios:

Juan Villamota dijo...

Es cierto. Hace poco me encontraba en un embotellamiento en la M30, pasada la media noche. Mientas permanecía detenido en la carretera, a ambos lados de esta se desarrollaba una febril actividad de construcción bajo unos potentes focos que, al mismo tiempo, teñían de naranja la nube de polvo que lo rodeaba todo, dándole a la escena un extraordinario aire onírico. Antes de subir la ventanilla pude escuchar una música lejana, posiblemente proviniente de un transistor o radiocasete, que acentuaba aún más la sensación de extrañeza.

Morrigan dijo...

Curioso. Mi hermana y yo también llamamos Isengard al espacio que antes era la ciudad deportiva del Real Madrid, donde ahora se contruyen cuatro torres a cuál más fea.
Pasar al lado es como atravesar la explanada de Isengard devastada por Saruman. De hecho, cuando salimos del barrio decimos "¿Vamos por Isengard?"